

Jean-Baptiste Poquelin, que alcanzó fama universal bajo el pseudónimo de
Molière, creó en uno de esos arquetipos de personaje representativo de toda una condición social y moral, la del hipócrita poderoso que no duda en utilizar toda su influencia en su propio interés y que, además, se recubre de una "decente" pátina de falsa modestia y de no menos falsa piedad. Junto a
El avaro y
El médico a palos,
Tartufo es quizá la comedia más conocida de este autor francés del siglo XVII, que -como muchos otros artistas- conoció el éxito popular y el favor del propio Luis XIV, pero también la crítica de los sectores más conservadores y la angustia de las deudas.
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